Una foto de Raúl Castro para el mal de ojo

LA HABANA, Cuba.- Aunque aún no puede hablarse de un fenómeno generalizado, varios establecimientos de cuentapropistas cubanos han adoptado las palabras del mandatario Raúl Castro en apoyo a los pequeños negocios.

?Quienes apuestan por demonizar, criminalizar y enjuiciar a los trabajadores por cuenta propia escogieron un camino que, además de mezquino, es risible, por insostenible. Cuba cuenta con ellos como uno de los motores del desarrollo futuro. Y su presencia en el paisaje urbano, inequívocamente llegó para quedarse?, es el fragmento de discurso que citan algunos de estos privados.

La tendencia pudiera haber surgido a raíz de la arremetida contra los ?boteros?.

Una funcionaria de la Dirección de Comercio en el municipio  Playa confirma que todo partió de la iniciativa privada: ?De arriba no nos dijeron nada. Además, aquí no tenemos ni papel. Imagínate si podemos imprimir carteles para repartirlos por ahí?.

Lo mismo aseguró la oficina del PCC en Habana Vieja y la Dirección de Trabajo.

Cartel de Raúl Castro debajo de uno contra el ‘genuino’ mal de ojo (Foto: Ernesto Carralero)

Laritza, empleada de una cafetería, comenta: ?Esto lo trajo el dueño un día y lo puso allí. La verdad es muy llamativo. Todo el que entra se pone a leerlo y muchos extranjeros le sacan fotos. Me imagino que es como un resguardo?.

Por otro lado, Pedro, dependiente de una cafetería en Playa, no encuentra ninguna respuesta cuando se le pregunta por qué cuelgan los carteles. ?Eso abría que preguntárselo al jefe?, dice.

La necesidad de proteger el espacio que les fue concedido a regañadientes lleva a estos trabajadores a utilizar fragmentos del discurso oficial como defensa. En una sociedad tan politizada y controlada como la cubana, este pequeño cartel sirve a la vez para demostrar que están del ?lado correcto?, aunque muchos se quejen en privado de los altos impuestos y el acoso de los inspectores.

Por otra parte, la tradición ya ha mostrado otros carteles de este tipo: ?En esta casa apoyamos al Gobierno y sus leyes?, ?Fidel, esta es tu casa? y otras similares.

Cartel de Raúl Castro en un recinto cerrado (Foto: Ernesto Carralero)

El fenómeno no es exclusivo de Cuba. Durante la dictadura Rafael Leonidas Trujillo, en la República Dominicana del pasado siglo, en muchas viviendas se podía leer un rótulo que rezaba: ?En esta casa Trujillo es el Jefe?.

Fernando, joven entrevistado para este reportaje, asegura que esta nueva modalidad es ?lo último que faltaba?.

?Tienes que verle la cara al tipo hasta cuando estas comiendo. Tampoco es que sea muy agradable. Tiene una pinta de mafioso trasnochado del carajo?, bromea.

Ariadna, profesora de preuniversitario, comentó: ?Me parece que es una protesta silenciosa, porque a fin de cuentas el día que quieran cerrarlos lo van a hacer con o sin carteles. Es como restregarle en la cara sus propias palabras. El hombre que dice esto se contradice con sus actos?

Por lo general los clientes nacionales hacen caso omiso de los carteles, acostumbrados como están a la propaganda ideológica.

Por su parte los dueños de los establecimientos que los han colgado en sus muros declaran que los carteles son ?bonitos y no hacen daño a nadie?. En tanto, la mayoría que no los posee se limita a una sonrisa cómplice cuando se les pregunta si tienen planes de colgarlos.

Al fondo de este local privado, el cartel para el ‘mal de ojo’ (Foto: Ernesto Carralero)


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