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El güiro en activo más antiguo de Cuba

El güiro en activo más antiguo de Cuba


VILLA CLARA, Cuba.- Uno va curioseando en pos de las pequeñas historias que se orillan si las arrollan las grandes ?del país? y que aún puedan contarse. Acaso por preferencia ?o lo que sea que sobre/sub/valoremos en gente talentosa?, dejamos de lado algunas biografías.

Cuando Ry Cooder ?descubrió? ?de la mano de Juan de Marcos? al Buenavista Social Club que después alargó con foránea mirada Wim Wenders (1999) a aquellos artistas relegados ?unas veces por pereza oficial y otras por desconocimiento?, quienes conformaron las tradiciones armónicas de Cuba, pocos fueron los elegidos.

Junto a Brasil, México, y Argentina, la música cubana supera en influencias al resto de las naciones latinoamericanas por su diversidad genérico-creadora, independientemente del impacto que hayan dejado otras en las nuestras.

Escuché a amigos en Mallorca hablar de este viejito ?inmortal?, quien todavía hoy, con 78 años, sigue sonando e integrado a orquestas típicas desde mediados del pasado siglo.

Raúl Martínez González resulta difícilmente igualable en perseverancia y consagración a un instrumento fijo. Ha visto morir a su familia (la esposa y el único hijo) y ha tenido que tocar en trances muy dolorosos, por compromiso, en circunstancias que a muchos quebrantarían.

Por ese respeto por el arte de un autodidacta que nunca despertó el interés de la prensa, quien ha puesto a bailar a generaciones de apasionados, es que le propongo conversar en el municipio mismo (Playa) donde aún reside. Nacido allí el 8 de diciembre del 38, en un día que, para futuras efemérides culturales, albergaría ambiguas conmemoraciones.

De niño su mamá le llevaba a los bailables en los Jardines en la Tropical y el Salón Mambí, sitios frecuentados a la matiné por todas las clases sociales capitalinas. Raúl se arrinconaba mientras los mayores se divertían, aprendiendo a desmarcar cada ignota-nota del suspenso pentagrama. Llegó a canturrear ?con 11 años? todas las melodías en boga.

Su predilección por el guayo (o güiro, como llaman al idiófono de golpe directo/raspadura de procedencia tanto bantú como yoruba que debe su nombre al fruto con que se construye: el calabazo, y que en la música campesina acompaña al laúd y a la guitarra) no es más que la continuidad rítmica en síncopa de caderas con que le contagió Florentina, su madre.

Pasearse casi 65 años entre una docena de agrupaciones sirvió para crecerle un prestigio al que hoy consideran ?el máster más vola?o para cualquier grabación o descarga?, resultado de escasear competidores.

Raúl, que es tan grande como la música que interpreta, vive en medio de una pequeñez conmovedora. Su casa, de una sola habitación erigida sobre mínima salita-comedor, la consiguió con el importe de vender el viejo automóvil cuando la Vista (ya no tan Buena) aconsejó abandonarlo.

En fotos donde se preserva radiante vagando por medio mundo, aparece junto a Cheo Feliciano, los Titos Puentes y Nieves, músicos de Marc Anthony y hasta los de Arturo Sandoval.

Oigámosle simpar itinerario:

Mi embobamiento con la música comenzó en 1949. Iba a todos los bailes infantiles del BSC vestido de cocinero con una espumadera en la mano, porque mi padre era socio fundador y un primo suyo llegó a presidirlo. Con ese tareco de cocina produje mis primeros batacazos. Los famosos de ahora no ?descubrieron? aquel sitio en mi barrio de Marianao, fue que alguien les contó. Lo fundaron en la 29 entre 60 y 62ª, luego lo mudaron a 31 entre 46 y 48. Un día vi a Cachao tocando con Arcaño (y sus Maravillas) y quedé fascina?o. Cuando les pregunté cuánto pagaban por la tumbadora, respondieron que lo mismo que al timbal ¿y el güiro?, pues igual. Lo asumí por ser el más ligero y sabroso de los 3. Ahí me enseñaron que tocarlo con la muñeca era la salvación contra el cansancio. Mirar ensayar me permitió recoger lo mejor de Félix Reina (de Musiquita, con Cachao en la flauta, y su hermano Jesús al piano). A los 2 los disfruté en el bajo. La inclusión de la tumbadora en el danzón, que era la onda, fue cosa tremenda. Cuando le dije a mi madre que iba a ser músico me respondió que yo no había estudiado nada. De ella aprendí viéndola danzonear.

Al tío de Puppy (el de Los que Son-Son) le decíamos ?Escaparate? (güirista de Arcaño) y fue quien me reveló los secretos que atesoro. Su hermano (?El Nene Alimenta?o?) me miraba, no bailar sino observarles, y un día de guapo me atreví; ?maestro, yo voy a tocar así?.

Con el güiro ya agarra?o supe que con él solito se puede sacar versión (acústica) hasta del himno nacional ?lo cual es delito? pero Cachao, que fue libre antes que nada, compuso un danzón con melodías de las guerras, y sus manos, junto a las de Bebo Valdés, están en el paseo de Hollywood. Las mías no estarán ni en La Rampa del Veda?o.

Estando con la Silver Stars que fue mi primera orquesta, conocí a Enrique Jorrín y nos hicimos socios, dedicándonos aquello de??El Silver tiene lo que más yo quiero?… Fue otra maravilla suya. Todavía la tocan para los viejitos en el Palacio de la Rumba.

Miguelito Cuní, Orlando de la Rosa, Joseíto Fernández, Abelardo Barroso (Machito), la Orquesta Sensación, Félix Reina, Joseíto González (Rumbavana), Orlando Guerra (Cascarita) y yo, cuando perdíamos la pincha, siempre encontrábamos empleo porque juntos fuimos fundadores del Sindicato de Músicos que luego aniquilaron.


De este género somos pocos los Graduados (empíricamente), pues sin él no existirían son, danzón, chachachá, ni música cubana al fin.

En El Niche compartí con Chano Pozo y Sabino Peñalver ?el bajo de Félix Chapotín?.

Entré al Combo de Samuel Téllez ?que era abogado y un genio?, antes de la intervención que hizo el gobierno, y a veces, clandestinamente, suplí en Melodías del 40. Por un dinerito extra.

En el Hotel Capri fui co-director del espectáculo junto a Joaquín M. Condall, y además tocaba en aquel combo. Con Condall nos mudaron a Tropicana para producir shows como ?Los romanos eran así? que duraban años en cartelera Y no eran fenómenos que pasaran por culpa del ?metrónomo?. Eran de legítimo empuje popular.

En la percusión el interés de los jóvenes iba hacia los tambores. No lo había ?ni lo hay? por el güiro. Mi hijo se graduó de ?baterista? porque estaba prohibida la enseñanza de otros elementos de percusión ?no clásicos?, además de toda la música popular. Tuvo que aprender los secretos del son con un particular. Cuando Raúl Jr. terminó la ENA (Escuela Nacional de Arte), lo enviaron a cumplir el ?servicio social? al Conjunto Artístico de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), idéntico al de los demás países socialistas. De allí no pudo evadirse para progresar en medio de tentadoras proposiciones, porque los militares difícilmente sueltan aquello que apresan.

De la ENA amenazaron con botarlo porque era fan mío. Luego lo que le tocó fue en ?el verde?, ahí lo retuvieron una enormidad, impidiéndole desarrollarse. Siquiera cuando quisieron que fuera bajista de La Aragón, ni con Pachito Alonso, Adalberto Álvarez, y otros que hicieron maromas para que lo liberaran. Claro, era hijo de nadie, pero a él lo enseñó más Peñalver que la escuela entera. Ni siquiera Urfé pudo con eso, excepto explicarles la conga que incluye al bongó únicamente para educar la mano.

Mi hermano, también músico, había sido parte de La Aragón desde 1955.

En 1953 yo estaba fijo, con doble vínculo desde el 55 con la orquesta Almendra, hasta que en el 60 se acabó ?la búsqueda?. En el 61 me ubicaron en la Modelo (del 59) y en el 62 con Téllez. Fue en 1968 que se recupera el poder alternar oficios y colaboré con el Piquete Típico de Odilio Urfé. Desde el 69 y por diez años estuve en el Conjunto Rumbavana. Del 80 y hasta el 2006 con la Orquesta de Elio Revé, y en 2007 pasé a Pedrito Calvo y la Nueva Justicia. Desde 2009 ando dando tumbos con la Orquesta Siglo XX y a partir del 14 suplo con la Charanga Típica de Gonzalo Rubalcaba. Tengo varias medallas que luego te mostraré, la de los 30 años en la Cultura, Laureado por 50 consecutivos, me dieron evaluación de primer nivel no me acuerdo cuando, pero me satisface más un diploma del CIDMUC (Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana) por mis ?notables aportes a la percusión cubana en la obra de toda la vida?. He asistido a muchos festivales en América, Europa y Asia haciendo lo que sé hacer. ¡Mi primer viaje fue al Perú en el 87!

Aprendí música preguntando, porque había nacido con algo adentro. El güiro no tiene lectura ni papel pautado, hay que tocarlo con el corazón. Y según Zenaidita Romeu ?no será nunca percusión menor?. Lo dijo en un programa buenísimo de televisión que después quitaron. Y agrego yo que ?la marcha?, sin él, no va. A ningún lado?.

Una anécdota con nombre y apellidos

Existía una tiendecita habanera (Galiano e/ Barcelona y San José) donde los cubanos que recibían el anhelado permiso, podían adquirir la indumentaria imprescindible para su primer viaje internacional: un traje, una maleta, par de zapatos. Allí se entera nuestro Raúl de que un homónimo anterior (el pintor) había comprado lo correspondiente a ?esa persona y debía hasta el pago? ?al entonces Consejo Nacional de Cultura?, por tanto; ?nada de adquisiciones?. Ignoraba también que en años por venir le exigirían aclarar su identidad para llegar a comerse una hamburguesa. O registrarlo bajo sospecha de ?infracción proletaria? en los merenderos regulados del periodo especial.

Preguntado por la actual ola arrasadora (del reggaetón) me dice:

No me gusta, no tiene sentido, quizá si le incluyeran saxo, paila, y bajo, a lo mejor llegaría a escucharlo. Toda la música puede volverse buena si se hace sin inventos.

Hay grupos claves en la música cubana de todos los tiempos con los que se codeó Raul que no me cuenta, por modestia. Creados en las primeras cinco décadas del siglo XX: el Sexteto Habanero, Ignacio Piñeiro, Los Muñequitos de Matanzas, el Trío Matamoros, la Orquesta Sensación (la que integró por épocas), la Casino de la Playa y, el corolario de los años 40: Chano Pozo, su amigo, quien tanta influencia ulterior tuvo en el jazz. A los 50 pertenecen las big-bands tropicalizadas: Lecuona Cubans Boys, la Riverside (en ella también), Orquesta del Benny Moré; aunque la más cosmopolita de todas fue: La Sonora Matancera. Teniendo a Celia Cruz por voz, con quien compartió escenarios. Hubo orquestas que trascendieron fronteras; el gran Pérez Prado. Pero Lecuona Cubans Boys fue la más rotunda en la Europa de posguerras.

Abunda Raúl sobre meridianos culturales que desde el son de La Ma’ Teodora pasando por Ñico Saquito y Ernesto Lecuona, desde las danzas de Cervantes y Saumell a Julián Orbón y Aurelio de la Vega, cree firmemente que es en la música popular donde lo cubano alcanza su excelencia;??sobre todo por la ricura que ha esparcido en este mundo de escasa paz y menos alegrías??

Los elitistas encasillaron al chirimbolo de matriz africana como el menos trascendental de los orquestales. A partir de ahora ?y gracias a Cubanet?, cuando se busque con Google a artistas cubanos contemporáneos, aparecerá este Raúl Martínez González, ?El Güirero Mayor? de la isla, porque sencillamente ya está.


Publicado en:https://www.cubanet.org/cultura/el-guiro-en-activo-mas-antiguo-de-cuba/

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