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¿Cuánto debe ganar un “negocio próspero” en Cuba?
Porque, ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, para ver si tiene lo que necesita para acabarla?” (Lucas 14:28).
Obtener ganancias o beneficios es el objetivo de cualquier negocio en el mundo. Pero, ¿cuál debe ser el margen de ganancia que generen los nuevos emprendedores cubanos?
Según el economista y autor del blog Cuba Economía, Elías Amor, la rentabilidad de un negocio depende de muchas variables entre ellas el sector o actividad económica y el tamaño de la empresa.
También deben considerarse el sistema impositivo sobre las ganancias, el abastecimiento de los mercados, la posibilidad de crecer, la competencia, entre otros.
“La tasa de rentabilidad en la construcción puede ser del ciento por ciento mientras que en una paladar si se obtiene un 8 o un 9 por ciento está bien”, explica Elías Amor.
Para Johannes Werner, director de la Revista económica Cuba Standard, obtener utilidades por encima del cinco por ciento es un buen indicador para una empresa, pero en un mercado tan nuevo como Cuba hay que ser precavido.
“Soy alemán, viví en Berlín durante la caída del muro y vi la ola de fundaciones de pequeños negocios en la ex RDA; lo que te puedo decir es que el 80% de esos negocios fracasaron en poco tiempo por la falta de experiencia y la dificultad de poder predecir” las condiciones futuras del mercado y las necesidades de los clientes.
Nuestro vino…
El ex auditor de la Contraloría General de la República de Cuba, Navit Fernández, cree que la falta de cultura económica afecta seriamente a los nuevos empresarios cubanos.
“Si un cubano no le saca un 40 o un 50 por ciento de ganancia a un negocio entonces no es bueno el negocio”, alega. “Pero yo siempre digo que los chinos llegaron hasta el lugar que tienen hoy por ganar centavo a centavo”.
Según un estudio realizado por la agencia AP, el 44 por ciento de los cuentapropistas cubanos habían cerrado sus negocios en un período menor a dos años. Los que más fracasaron fueron los enfocados en la clientela en moneda nacional debido a la escasez de dinero en circulación en manos de la gente común.
Navit Fernández opina que “muchas personas han entregado la patente, es decir la licencia de trabajo por cuenta propia, por lo descabellado de la ley” impositiva cubana.
La Resolución No. 353/ 2013 del Ministerio de Finanzas y Precios, publicada en la Gaceta Oficial de la República establece en el caso de los elabores y vendedores de productos alimenticios y agropecuarios un máximo gasto deducible sobre sus ingresos del 50 por ciento.
Por citar un ejemplo, para vender un refresco a un peso (moneda nacional), el costo máximo debe de haber sido de 50 centavos.
“¿Y entonces cómo van a declarar sus impuestos los que venden cucuruchos de maní en el Parque de la Fraternidad que le ganan 30 o 40 centavos a cada uno?- cuestionó Fernández.
Los máximos deducibles para los transportistas privados de carga y pasajeros son del 40 por ciento. En algunos casos la legislación cubana limita a tan solo un 10 por ciento los ingresos deducibles de impuestos. Tampoco recoge la posibilidad de registrar pérdidas por un período de tiempo mayor de un año y continuar con la licencia hasta que crezca el negocio y reporte ganancias.
Para el economista Elias Amor, los impuestos de la isla sobre el cuentapropismo son “excesivos”. Se debe permitir “tener negocios en cualquier actividad y no solo en los oficios que autoriza el Estado, la instauración de una economía de mercado para que existan mercados de abastecimiento y luego que las ganancias obtenidas por esos negocios se pueden invertir en lo que la gente quiera”, concluye.
Lo más importante, según refiere el pequeño emprendedor habanero Reinier Biscet, es que “como no existe un mercado mayorista, nadie tiene manera de justificar lo que se adquiere en el mercado negro”.