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Esteroides “a lo cubano”, la muerte en el gimnasio



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Con solo 20 años de edad, Denis Oliva padece de presión arterial alta. Es el precio que paga por haberse dedicado, durante mucho tiempo, a meter en su cuerpo el primer químico que le recomendasen para mejorar sus resultados levantando pesas en el gimnasio. El culto al bodybuilding, que se extiende entre la juventud de la Isla junto a su aderezo más usual, los esteroides, lo “enganchó”.

“Comencé usando la ciproheptadina (antialérgico), pero esto solo me daba mucho apetito y mucho sueño; aunque logré aumentar un poco de peso no conseguía aumentar la fuerza o la resistencia, por lo que comencé a inyectarme testosterona que compraba sobornando a las farmacéuticas”, relata Denis, que comparte apellido con Sergio Oliva, el único cubano que ostentó alguna vez el título de Mister Olympia, el más famoso en el mundo del fisicolulturismo a nivel internacional.

“Luego consumí dexametasona y nerobol”, continúa el joven. “En ese momento ya era como un adicto a las drogas y lo único que me importaba era lucir mis músculos y andar en camiseta para que todos me respetaran. Hoy, tres años después, me di cuenta que lo único que conseguí fue enfermarme”.

Según la Dirección Provincial de Salud Pública de la provincia Mayabeque, en lo que va de año se han reportado más de 60 casos de jóvenes que debutan con hipertensión arterial, así como con problemas hepáticos y renales. Otros ocho pacientes de edades comprendidas entre 17 y 21 años fueron remitidos al Hospital Fructuoso Rodríguez, en el Vedado habanero, presentando infecciones intramusculares severas, provocadas por inyecciones de diferentes tipos de aceites, incluyendo de cocina.

La causa fundamental de todas estas afecciones es el dopaje “a lo cubano” o “criollo”, como lo llamaron algunos jóvenes amantes del fisiculturismo en el municipio San José de las Lajas que fueron entrevistados para este reportaje. En sus métodos de entrenamiento se incluyen dosis de sustancias como la testosterona en inyección, insulina, dexametasona, propranolol y nerobol.

“Presumir de un buen físico en Cuba tiene a veces un elevado costo para la salud. Muchos jóvenes, cuando comienzan a asistir a los gimnasios consumen todo tipo de sustancias y medicamentos para obtener resultados en un corto plazo. La vigorexia (obsesión por el físico) es un problema tan serio como la anorexia (pérdida autoinducida de peso)”, comenta Ricardo González, médico deportivo que radica en el municipio San José.


Agrega el especialista que “el doping y el abuso de esteroides anabolizantes y medicamentos han causado y están causando grandes trastornos en la salud de los jóvenes en Cuba. Problemas de presión arterial y otros, son algunos de los efectos secundarios que están padeciendo hoy muchos que en algún momento de sus vidas pasaron por gimnasios y usaron estos métodos nocivos”.

Bárbaro Espinosa, entrenador personal y dueño de un gimnasio particular en la provincia Mayabeque, añade que “muchas veces por desconocimiento, otras porque un compañero se lo sugirió, y en algunas ocasiones porque los propios entrenadores personales también indicaron este tipo de sustancias para obtener resultados a corto plazo”.

“En los meses de verano la matrícula aumenta siempre. Todos quieren ponerse en forma lo más rápido posible para lucir bien en la playa. En este período es donde más se observan los jóvenes usando el doping”, detalla Espinosa.

“Pero lo real es que esto donde más sucede es en los gimnasios particulares”, agrega. “En mi gi

mnasio (el dopaje) está prohibido y personalmente velo porque esto no suceda”.

Sin embargo, tampoco nada asegura que dicha supervisión se lleve a cabo en los gimnasios estatales pertenecientes al Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (INDER). Y en todo caso este tipo de centros escasea cada vez más, perdidos entre el abandono y el vandalismo, porque en Cuba ni siquiera se reconoce el fisicoculturismo como deporte.

El precio de suscripción en un gimnasio particular varía entre cuatro y diez dólares mensuales, dependiendo, entre otros aspectos, de los servicios brindados. A su vez, el salario promedio en Cuba es de alrededor de 25 dólares.

Los sitios para “mechar” ―el verbo con el que los cubanos designan hacer bodybulding― también funcionan como centros del mercado negro para adquirir todo tipo de esteroides. “Ya la testosterona es como la droga, muy adictiva y a veces escasa. En los mismos gimnasios tiene un valor de 2 CUC (o dólares) el ámpula”, narró para CubaNet Suset Jiménez, una joven que asiste diariamente a uno de estos locales en Mayabeque.

“Sé que puede ser dañino para mi salud”, reconoce Suset, quien prefiere hacer ejercicios “de forma natural y sin usar esteroides”.

La muchacha revela además que “no solo los hombres usan estos medicamentos. He visto aquí a muchas mujeres inyectarse con hormonas y con aceites. Hay algunas que hacen cualquier cosa para tener un cuerpazo y así poder salir para La Habana a luchar (prostituirse)”.

La doctora Alina González, especialista en cirugía general del Hospital Nacional, habla de los resultados potencialmente nocivos para la salud de los medicamentos usados por los jóvenes para lograr la hipertrofia muscular.

“Algunos efectos negativos de usar la testosterona para el fisiculturismo son el aumento de neoplasias, accidentes cardiovasculares, disfunciones hepáticas, alteraciones en los niveles de colesterol, trastornos renales e hídricos (retención de líquidos) e infertilidad”, advierte la especialista.

Por ejemplo, “el nerobol ocasiona gastroenteritis, nauseas, diarrea, anorexia, estreñimiento e irritabilidad vesical. Las inyecciones con algunos tipos de aceites (incluyendo aceite común de cocina) también han provocado graves daños y muchos jóvenes han quedado lisiados e incluso con miembros amputados”.

Cómo evitar que quienes practican el fisicoculturismo recreativo utilicen estos químicos resulta un asunto complicado, para el que solamente parece funcionar una labor proactiva.

“Las infecciones por alojamiento de aceites en los músculos son bastantes frecuentes en el hospital donde radico”, asegura la doctora González. “Pienso que se deberían realizar campañas para educar a los jóvenes en este aspecto y evitar que esto siga pasando”.


En tanto, según los “mechadores” que prefieren hacerlo sin atajos, para lograr un cuerpo escultural y masivo se precisan ingredientes como comida sana y abundante en proteínas, descansos prolongados y entrenamientos intensos que sigan un plan fijo, bien diseñado y progresivo. Con todas esas condiciones, lo más difícil luego es conservar la paciencia para ver resultados. En resumen, mucho sudor y horas en el gimnasio.

Pero las dietas balanceadas, los suplementos de proteínas y los compuestos vitamínicos en Cuba son difíciles de conseguir. El traicionero “doping a lo cubano”, empleando todo tipo de métodos y sustancias peligrosas para la salud, se ha vuelto la vía más fácil para conseguir el físico deseado en una sociedad que se ve atraída hacia la imagen exterior y el culto al cuerpo.

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Publicado en:https://www.cubanet.org/destacados/esteroides-a-lo-cubano-la-muerte-en-el-gimnasio/

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