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Matanzas, Teatro Velazco

Enviada por Martín Muñoz

Había un terrible incendio en un edificio.

Como este era en los primeros pisos, la gente que estaba
en pisos superiores fue subiendo, en medio de la desesperación,
a la terraza.

En medio del estupor general aparece un gallego en la vereda
y comienza a gritar: "arrojaos, arrojaos que yo os atajo"

Todos pensaron que estaba loco, pero perdido por perdido uno
se arrojó.

El gallego lo atajó con gran destreza y este salió caminando
como si nada.

Después comenzaron a arrojarse los demás de a uno, viendo que
el sistema funcionaba.

Luego de unos cuantos blancos, se arroja un negro.

El gallego se queda mirando y el negro se estrella contra el
piso.

Al rato el gallego les grita:
¡No perdáis tiempo con los quemados! COÑOOO .....

Llega el borracho a su casa, entra a su habitación, y al ver a su mujer sobre la cama, con un supersexy baby doll, se acerca y le dice:
- ¡¡BUUUUUUUU!!
Ella despierta asustada...

- ¡¡AAAAAAAY...!! ¿Qué te pasa? ¿Por qué me asustas?

- Mamita... ¡hip...! es que con esta borrachera... ¡hip...! lo único que te puedo meter es... un susto.

20 de NOVIEMBRE
Están dos mexicanos tomando y uno le dice al otro:

- ¡Que viva la menstruación!

Compadre, querrá decir: "¡Que viva la Revolución!"

- Es lo mismo, compadre, lo importante es que corra sangre...

Un alemán, un francés y un gallego se encontraban discutiendo acerca de sus esposas.

El alemán dice:

- Mi esposa sí que es tonta, resulta que se compró un Mercedes... ¡y ni siquiera sabe manejar!

El francés dice:

- Eso no es nada, la mía acaba de comprar un Renoir y un libro de arte... ¡y ni siquiera sabe leer!

El gallego dice:

- La más tonta de todas es la mía, pues resulta que acaba de irse unos días de vacaciones, y antes de que se fuera le registré su bolso, y le encontré como 50 condones... ¡y ella ni siquiera tiene pene!

Para reir a carcajadas
 Una pareja de esposos discutía, y el marido dice:

 -¡Es que tu mamá tiene la culpa de todo!

 La esposa responde:

 -Sí, ya sé que tú no quieres a mi mamá.

 -¿Quién dice que no quiero a tu madre, si yo la quiero igual que a la cerveza?

La esposa, conocedora de la pasión de su cónyuge por la cerveza, le dice con tono de interrogación:

-¿Tú quieres a mi mamá igual que a la cerveza?


-Sí, quiero a tu madre como a la cerveza... porque la quiero fría,
con la boca abierta y echando espuma.

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