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Las mentiras sobre el ataque y descarrilamiento del tren blindado en Santa Clara



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Tengo el criterio que salvo ¨los casquitos¨, los cuales fueron entrenados a ¨todo vapor ¨, el Ejército estaba bastante bien preparado militarmente pero el grado de desmoralización era alto debido a la corrupción de altos jefes militares tanto de la cúpula como de los mandos medios. Tropas como las del Teniente Coronel Ángel Sánchez Mosquera que no veían a sus jefes caer en la corrupción eran tropas que tenían una alta moral combativa. Ejemplos de esa corrupción desmoralizante eran no reportar los caidos en combate para quedarse con los salarios de los muertos; vender medicinas y balas a las mismas fuerzas rebeldes, etc..

Según se comenta en Cuba, el tren blindado fue ¨vendido ¨ por 20 000 pesos cubanos o dólares por militares del Ejército Constitucional a las fuerzas rebeldes; algunos señalan al Coronel Florentino Rosell. Una de las últimas conspiraciones que tuvo en su contra Fulgencio Batista, según se narra en el libro oficialista El Último Año de Aquella República, de Juan J. Abreu y publicado en Cuba en los años 80, fue la de Rio Chaviano y Florentino Rosell.

En el post El héroe que nunca existió, del blog Herejías y Caipirinhas 2.0 de Rui Ferreira se lee:

¨A los pocos meses, el gobierno de Batista entró en la crisis final y los cuarteles de su ejército fueron cayendo en manos de los rebeldes uno a uno y cada vez con menor resistencia. La organización de Gutiérrez Menoyo hizo contacto con el coronel Rosell quien, a cambio de una suma de dinero y salvoconducto para escapar a Miami, pactó la entrega del tren blindado en que avanzaba rumbo a Santa Clara. Enterado de esto, el Che aprovechó la indefensión de la tropa que se transportaba en él y se adelantó a Gutiérrez Menoyo para rendirlo sin mayores esfuerzos. Pero como la historia la escriben los vencedores, la escaramuza del tren blindado se convirtió en una batalla mayor consagrada por los cronistas y hasta por una película de Alejandro Saderman y ahora otro par de Soderbergh.¨

Las tropas del Directorio Revolucionario del Comandante Rolando Cubelas se unieron a las del Che Guevara para atacar a Santa Clara y si mal no recuerdo también las del posteriormente fusilado Sinesio Walsh Ríos, según vi en un noticiero de la época estando en Cuba.

En el blog especializado http://www.trenblindado.com se afirma que Florentino Rosell estuvo en Santa Clara cuando el tren blindado en Villa Clara y que ese tren no llevaba tropas de combate.

La mitología castrista difunde que Batista mandó un tren blindado con refuerzos a Oriente y Che Guevara se encargó de tomarlo para dar la estocada final al régimen marcista. Sólo que ese tren no llevaba tropas de choque, sino al batallón de ingenieros con misión primaria de reparar las vías de comunicación cortadas por las guerrillas en Las Villas. La suerte quedó echada desde que el propio jefe del convoy, coronel Florentino Rosell, prefirió escurrirse hasta su yate en los muelles de Biltmore y largarse a Miami. Henry Gómez maneja incluso que Rosell «vendió» el tren al Che Guevara. Lo cierto es que llegó a Santa Clara (diciembre 25-26, 1958) bajo el mando improvisado del comandante Gómez Calderón y con sombrías perspectivas de ataúd blindado. Se detuvo al pie de la Loma del Capiro, pero los soldados desplega

dos allí para protegerlo se retiraron (diciembre 29) ante el fuego rebelde. Gómez Calderón decidió entonces acercarse más a la ciudad, pero la maniobra terminó con el descarrilamiento (foto) y el batallón «entrenado» estuvo disparando con desespero, bajo pertinaz llovizna de cócteles Molotov, hasta que por una de las troneras apareció un pañuelito blanco sujeto al cañón de un fusil. «Nos dijeron que llegaríamos hasta Agabama [cerca de Fomento, en Sancti Spiritus] reconquistando fácilmente los cuarteles», dijo uno de los 401 prisioneros.

Entonces principió el asalto a Santa Clara, bajo el bombardeo de la aviación batistiana. Todavía el miércoles 31, el jefe del Regimiento Leoncio Vidal, coronel Joaquín Casillas, gritaba a los enviados de la Cruz Roja: «No hay tregua. Exijo la rendición». Las tropas del MR-26-7, el DER 13 de Marzo y el II Frente replicaron tomando la Audiencia, el Escuadrón 31, el cuartelito Los Caballitos, la estación de policía y el Gran Hotel. La primera mañana de 1959 encontró a los rebeldes enfrascados en operaciones de limpieza calle por calle. Che Guevara fue a entrevistarse con Casillas, quien se mantuvo en sus trece: «Con las armas que yo tengo usted no puede vencerme». Che repuso: «Usted tiene las armas, pero ya no tiene quien las empuñe». Así fue: una comisión de militares había contactado ya al Che con la propuesta de rendición y esta se consumaría sin disparar un tiro. Casillas escapó, vestido de civil, pero fue apresado por la guerrilla de Víctor Bordón en el central Washington y moriría en el trayecto al paredón, tras revirarse contra uno de los custodios.

Lo demás fue un paseo. Camilo Cienfuegos y su columna invasora «Antonio Maceo» habían salido de Yaguajay a las tres de la tarde del 31 de diciembre de 1958 y entraron sin contratiempos a las nueve de la noche en Santa Clara, donde recibió la orden de Castro: «avanzar sobre La Habana». Luego de engullir 600 sandwiches y 24 cajas de refrescos, la columna re-emprendió la marcha hacia Matanzas poco antes del amanecer, por la Carretera Central y con Camilo al frente en jeep descapotado. A eso de las nueve de la mañana acamparon dos horas en Colón y para el mediodía estaban en Coliseo. Camilo llamó por teléfono al jefe del Regimiento Plácido (Matanzas): «Quiero saber si usted está en disposición de entregar el mando (…) Yo sigo para allá. Hablaremos personalmente». A las tres de la tarde, la guarnición de más de mil hombres del cuartel Goicuría se rendía sin rastrillar los fusiles. A las cinco, Camilo andaba ya por San Francisco de Paula y mandaba a enrumbar por la Avenida de Dolores con ánimo de llegarse a su «viejo barrio» para saludar a familiares y amigos.

El general Eulogio Cantillo, nombrado jefe de las Fuerzas Armadas por Batista, recurrió al coronel «puro» Ramón Barquín, quien ordenó enseguida retirar los tanques del polígono militar de Columbia. Antes que Camilo entraron Aldo Vera, jefe de Acción y Sabotaje del MR-26-7 en La Habana, Armando Hart y otros. Camilo llegó y detuvo a Cantillo, apartó a Barquín, habló a los reporteros y voló a Oriente para dar parte completo a Castro. Entretanto, el «Comandante Diego» (Víctor Manuel Paneque) ocupaba el Coliseo Deportivo con milicianos del MR-26-7, que ya venían dando caza a los «esbirros y chivatos» por las calles de La Habana.
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Publicado en:http://baracuteycubano.blogspot.com/2010/09/las-mentiras-sobre-el-ataque-y.html

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