UN GALLETAZO HISTORICO.
Por Armando Araya García.
Hace 54 años, en La Habana, el 20 de enero de 1960, en la noche, el Marqués de Bellisca Don Juan de Lojendio, embajador de España, fue autor de un hecho que el castrismo desde entonces ha tratado de ocultar.
Fidel Castro durante varias semanas había, con incremento de tono, acusado a la embajada española de apoyo a lo que él llamaba la contrarrevolución, cada vez más activa contra su régimen y apareció esa noche en la televisión acusando nuevamente a los Estados Unidos y a España.
El embajador español se presentó en la estación de televisión donde todos los presentes manifestaban en coro simpatía por el decir de Castro.
- “¡He sido insultado!. ¡Exijo el derecho de contestar!”
La negativa a su demanda hizo aumentar el furor del embajador Lojendio, hombre corpulento y sólo la intervención precipitada de los guardiaespaldas de Castro impidió que recibiera el dictador, al menos, una contundente cachetada.
La escena de Castro asustado; de Dorticós, el Presidente pelele, tetanizado y el pleno desconcierto de la escena llegaron en vivo a todas las pantallas de televisión alumbradas en ese momento en el país y fue visto por todos los teleaudientes del programa.
La labor desinformativa del aparato castrista, para manipular la opinión respecto a lo ocurrido, no se hizo esperar. El entonces incondicional de Castro, Pardo Llada, en su programa de radio utilizó el rebuznar de un asno como parodia de la voz del embajador para ridiculizarlo y luego, con drástica censura se trató de hacer olvidar lo sucedido.
El embajador fue expulsado de Cuba y acerca del hecho, según personas que estuvieron presente en la recepción, al llegar Lojendio a España,“Como español, muy bueno… como diplomático, muy malo”, fue la frase que con un sonreír utilizó Franco para referirse a la actuación del ya entonces exembajador.
Por Armando Araya García.
Hace 54 años, en La Habana, el 20 de enero de 1960, en la noche, el Marqués de Bellisca Don Juan de Lojendio, embajador de España, fue autor de un hecho que el castrismo desde entonces ha tratado de ocultar.
Fidel Castro durante varias semanas había, con incremento de tono, acusado a la embajada española de apoyo a lo que él llamaba la contrarrevolución, cada vez más activa contra su régimen y apareció esa noche en la televisión acusando nuevamente a los Estados Unidos y a España.
El embajador español se presentó en la estación de televisión donde todos los presentes manifestaban en coro simpatía por el decir de Castro.
- “¡He sido insultado!. ¡Exijo el derecho de contestar!”
La negativa a su demanda hizo aumentar el furor del embajador Lojendio, hombre corpulento y sólo la intervención precipitada de los guardiaespaldas de Castro impidió que recibiera el dictador, al menos, una contundente cachetada.
La escena de Castro asustado; de Dorticós, el Presidente pelele, tetanizado y el pleno desconcierto de la escena llegaron en vivo a todas las pantallas de televisión alumbradas en ese momento en el país y fue visto por todos los teleaudientes del programa.
La labor desinformativa del aparato castrista, para manipular la opinión respecto a lo ocurrido, no se hizo esperar. El entonces incondicional de Castro, Pardo Llada, en su programa de radio utilizó el rebuznar de un asno como parodia de la voz del embajador para ridiculizarlo y luego, con drástica censura se trató de hacer olvidar lo sucedido.
El embajador fue expulsado de Cuba y acerca del hecho, según personas que estuvieron presente en la recepción, al llegar Lojendio a España,“Como español, muy bueno… como diplomático, muy malo”, fue la frase que con un sonreír utilizó Franco para referirse a la actuación del ya entonces exembajador.
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