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Sabias que fue una mujer la que fundó el primer hospital cubano?

Enfermera Cuba Las Tunas  Hospital de Sangre


La idea de levantar un hospital para atender a soldados heridos del Ejército Libertador cubano, le fue trasladada a Rosario Dubrocá, por el Mayor General José María Rodríguez (Mayía), quien la ayudó con todo lo que tuvo a su alcance a cumplir con la noble tarea.

Rosario era una bella joven madre de familia de 25 años de edad. Se desempeñaba como comadrona y estudiaba medicina. Presidía, además, la Cruz Blanca Cubana.

Desconocemos el momento en 1898 en que comenzó a trabajar en la organización del hospital junto a sus compañeras Digna Collazo, Terina Roof de Campa, y Mercedes Alum de Gálvez, entre otras entusiastas mujeres. Lo que si podemos imaginarnos es que se enfrentaron a muchas dificultades y las vencieron con abnegación.

En Cuba las autoridades españolas habían construido hospitales y otros centros de salud en las principales ciudades como el Alfonso XIII, que abrió sus puertas en 1886, en La Habana (hoy hospital Clínico Quirúrgico  Gral. Calixto García).

Este sería el primer hospital levantado por cubanos para atender a cubanos con personal cubano. El centro hospitalario fue dotado de medicinas y de los utensilios mínimos necesarios para asistir a los heridos, gracias a ese grupo de mujeres luchadoras que consiguieron el apoyo de numerosas personas. Recogían objetos y dinero hasta de los propios españoles sin que éstos sospecharan que eran para un hospital mambí.

Para atender a sus heridos, los mambises utilizaban los llamados hospitales de sangre, que eran emplazamientos habilitados para colgar numerosas hamacas donde descansaba  y se atendía al paciente. Estaban techados de guano y protegidos sus espacios con hojas de yaguas. En el piso colocaban colchones de paja.

Estos hospitales por lo general estaban ubicados cerca de las prefecturas para que los atendieran con el suministro de alimentos y medicinas. 

En su trabajo “Los hospitales de sangre mambises”, la colega Marta Denis Valle reseña un importe grupo de estos hospitales atendidos por valerosas mujeres mambisas:

«Los hospitales de Rosa Castellanos (1834-1907) La Bayamesa, en Camagüey e Isabel Rubio (1837-1898), en Pinar del Río, ambas capitanas, salvaron muchas vidas. Asaltado su campamento, esta valiente sanitaria fue asesinada.

«Mariana Grajales (1815-1893) y sus hijas, y María Cabrales (1847-1905), la esposa de Antonio Maceo, fundaron hospitales de sangre ambulantes donde fueron enfermeras.

«También Victoriana Nogueras (1848-1922), la esposa del después brigadier mambí Prudencio Martínez Hechavarría (1844-1919).

«Dominga Moncada (1810-1905) –la madre de Guillermón- y su hija Felipa actuaron como enfermeras en las montañas orientales y fueron eficientes mensajeras.

«La capitana Cristina Pérez Pérez (1848-1947), al frente de los servicios médicos del Regimiento Hatuey, trabajó en los hospitales de campaña en La Piedra, Purialitos y Jucaral, Guantánamo; organizó pequeñas producciones de medicamentos tradicionales, con plantas medicinales cuyos beneficios conocía y estableció normas sanitarias.

«Ana Cruz Agüero (1840-1936), también capitana, estableció un hospital de campaña en su finca Jesús María, en La Legua, 
Las Tunas, donde atendía a los heridos y enfermos, y con sus propios medios les procuraba alimentos; fue una experta en el uso de la llamada medicina verde.

«El general Dr. Eugenio Molinet Amorós (1865-1959) redactó una Cartilla de gran utilidad a los miembros de la Sanidad Militar, en la Guerra del 95, cuyos consejos sirvieron a las familias campesinas en su labor humanitaria de cuidar a los enfermos y heridos.

«Se establecieron, sobre todo en la última guerra, farmacias con productos de la botánica criolla, entre ellas en Jiguaní, Holguín, Tunas, dos en Camagüey, Remedios, Sancti Spiritus, Santa Clara, Cienfuegos, dos en Matanzas y una en La Habana.

«Comandante mambisa, única mujer con ese grado, la doctora en farmacia Mercedes Sirvén Pérez-Puelles (1872-1948), solo acompañada por su mula y un fusil, abastecía con su botiquín revolucionario a los hospitales mambises en el territorio holguinero durante la Guerra del 95».

Por indicaciones del General Mayía Rodríguez, “La Mambisa”, como le decían cariñosamente a Rosario Dubrocá, seleccionó la finca Bocalandro, cercana a San José de Las Lajas, para instalar el hospital Miguel Bacallao.