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cómo La Macorina se volvió la primera mujer chofer



María Calvo Nodarse, conocida por la mayoría como La Macorina, es la primera mujer cubana en volverse chofer de un auto, cuya afición por los mismos se origina en el año 1917 cuando fuera atropellada por el carro de un personaje político de peso en aquella época y éste tuviese un gesto hacia ella.

En el mencionado incidente, Calvo sufrió una lesión que le provocó un ligera cojera permanente por lo que el político decidió obsequiarle un espectacular carro a manera de compensación por el daño causado; lo que le permitió conseguir la licencia para conducir, lo que la convirtió en la primera mujer en obtenerla no solo en Cuba sin  en toda Latinoamérica y España.

Desde su juventud esta mujer se caracterizó por su intrépida manera de vivir, buscando alcanzar sus exigentes sueños en La Habana, que la orillaron a buscar el agrado de los hombres que pudieran costearlos.

Sobre el origen del seudónimo de la dama, se dice que nace una noche cuando ella se encontraba de paseo por la Acera del Louvre, cuando un grupo de muchachos bohemios que la conocían iba pasando y empezaron a lanzarle piropos pero uno de ellos, que ya estaba bastante pasado de tragos, al verla tan glamorosa y elegante la confundió con la conocida cantante española La Formalina y queriendo llamarla de ese modo se le trabó la lengua y en el enredo lo que alcanzó decir fue: “¡Ahí va La Macorina!”, y desde entonces se inmortalizó con ese nombre.

Desde ese momento Calvo se popularizó con este nombre, especialmente desde que el afamado cantante Abelardo Barroso tocaba junto a la orquesta Sensación una canción que llevaba ese título y que puso a la dama a bailar al son de la contagiosa melodía, así como a muchos jóvenes cubanos de la época.

A pesar de estos años de alegrías, lujos y fiestas; durante la fuerte crisis económica que llegó a La Habana durante el año 1929 la fortuna de La Macorina se fue viniendo abajo, así como la de muchas de sus amistades que quedaron arruinados y otros ya fueron envejeciendo; haciendo que la popular y hermosa dama tuviese que vender sus propiedades, joyas y automóviles, quedando además de sin fortuna triste y en soledad.

La Macorina falleció en la Habana el día 15 de junio del año 1977 en una sencilla y humilde habitación en una casa de huéspedes.