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Castrismo y expropiaciones, ¿qué resolvieron los cubanos?
La Aduana de Puerto Padre ocupó un lugar prominente en Cuba por concepto de recaudación de impuestos hasta 1959. El puerto de La Habana, el de Santiago de Cuba, el aeropuerto de Rancho Boyeros y dos terminales más, que ahora escapan de mi memoria, sólo iban delante, con un difícil competidor: Puerto Padre y el central Delicias, el mayor productor de azúcar de caña de Cuba y del mundo.
El alcantarillado de Puerto Padre, data de 1918, proviene de esos dineros fiscales, tributados por la empresa estadounidense The Cuban American Sugar Mills, propietaria de los centrales azucareros Delicias y Chaparra, y de los ramales ferroviarios cañeros y del puerto azucarero en cayo Juan Claro. Pero un libro de historia local dice:
“El 20 de julio de 1960, por la Resolución No. 195 del doctor Fidel Castro, presidente del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), se decretó la intervención del central Delicias, más todas las propiedades, bienes, inmuebles, negocios y derechos pertenecientes a la empresa The Cuban American Sugar Mills.
“Al nacionalizarse el central Delicias, que cambió su nombre por el de Antonio Guiteras, se incautaron también las demás propiedades norteamericanas, que incluían la compañía de teléfonos, los centros de expendio de gasolina, el departamento comercial, las tiendas (en las colonias cañeras), la sucursal eléctrica, el puerto del cayo Juan Claro y otras propiedades”.
“¿Qué queda de todo eso?”, se preguntará algún lector.
Pues queda el central Antonio Guiteras, moliendo ahora como un trapiche; queda el puerto de cayo Juan Claro, por donde, en comparación con 60 años atrás, bastante poca azúcar se exporta y todavía menos mercancías se importan; de los ramales ferroviarios no queda un riel; la compañía de teléfonos hoy es el monopolio parapolicial Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA); y de las tiendas en las colonias cañeras ni hablar: hoy no queda una.
Por todos sus bienes perdidos quizá algún día la empresa estadounidense sea resarcida. Pero el mayor daño el castrismo no lo cometió contra las empresas expropiadas, sino contra el pueblo de Cuba. El estatismo castrista, nacido en 1959, goza de buena salud 60 años después, y hasta se ha rejuvenecido.
“La propiedad privada sobre la tierra se regula por un régimen especial”, dice el artículo 29 de la Constitución castrista de 2019. Y al respecto, el ministro de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, dijo que “será preciso hacer una norma sobre la tierra, en la cual se establezcan todas las garantías de que sólo el Estado puede ser el que compre este preciado bien”.
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