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El fracaso que Fidel se llevó a la tumba


LA HABANA, Cuba.- Es cierto que logró disfrutar de sus grandes pasiones: mujeres rubias y de ojos claros, de pura raza aria, su más de medio siglo en el poder, el disfrute de los mejores quesos extranjeros y sobre todo su gran amor por las armas ?dormía con su kaláshnikov y viajaba con su fusil de asalto entre las piernas, en el Mercedes blindado que le regaló su amigo Sadam Hussein?.

Pero Fidel Castro no pudo realizar el gran sueño dorado de su vida: poner de rodillas a los Estados Unidos.

A partir de los primeros días de 1959, utilizó a un gran número de cubanos como punta de lanza para unas guerras que satisfacían su ego, guerras en muchos casos subversivas. La sociedad cubana ?inmersa en dificultades económicas? jamás las conoció y mucho menos las aceptó.

Unos 400 mil jóvenes fueron enviados a África, no a liberar a los africanos del colonialismo blanco, sino a implantar el comunismo en ese continente. Castro también adiestró, pagó y envió guerrilleros a decenas de países latinoamericanos, incluso a la pacífica isla de Jamaica y a Colombia, sacudida por la violencia.

El objetivo de la dictadura castrista era crear uno, dos, tres Viet Nam contra los americanos.

Un poco después, cuando cayó el Muro de Berlín y desapareció el comunismo soviético, Fidel, empeñado aún en su proyecto, cambió la estructura de su plan: se decidió por la vía del sufragio ?algo que jamás hizo en Cuba?.

Se fijó gustoso en un joven venezolano que en 1992 dio un golpe de estado contra un presidente constitucional, ocasionando 32 víctimas. Le echó el ojo como aspirante a presidente, para que fuera un continuador de Daniel Ortega. Así, Hugo Chávez recibió una “gran ayuda” de Fidel.

Descubría el dictador una nueva vía para liquidar al gran país del Norte. Dejó a un lado, a su pesar, sus aventuras militares y en vez del Goliat malvado, inmiscuido en los asuntos internos de otras naciones, se disfrazó en un David dedicado a enviar médicos y cartillas para alfabetizar a niños y adultos en países latinoamericanos.

Después de Daniel Ortega y Chávez, aparecieron otros: Lula da Silva en 2003, Evo en 2006, Correa y Cristina en 2007, Dilma en 2011 y por último Maduro.

Todos con el mismo propósito: convertirse en presidentes de sus respectivos países por tiempo indefinido, alterando  el orden constitucional.

Poco después se fue viendo el fracaso del izquierdismo castrista, implantado en los países latinoamericanos: no pudo solucionar los problemas reales de los pueblos, mientras aumentaba la corrupción.

Sencillamente las masas comenzaron a darse cuenta de que los líderes llamados de izquierda, aniquilaban sus libertades y sus derechos, que en su propaganda por alcanzar el poder, pregonaban la democracia, mientras, manipulaban a su conveniencia la información y la justicia.

Los últimos meses de vida de Fidel resultaron los peores para la izquierda latinoamericana: Ortega, con su nepotismo sin límites, terminó en un socialista pragmático, seguidor de modelos capitalistas; Hugo Chávez, muerto inesperadamente dejó a Maduro en su lugar, incapaz de lograr éxitos en la economía de Venezuela; Lula, condenado a 9 años y medio por cargos de recibir sobornos; Rafael Correa, quien vive como un gran burgués en Bélgica, llamó a sus seguidores a rebelarse contra el presidente actual; Cristina, una gran empresaria, bajo sospecha de corrupción; Dilma, destituida y declarada culpable del delito de responsabilidad en el maquillaje de las cuentas.

Todo parece indicar que quien más suerte ha tenido es Evo Morales, el dirigente cocalero, con sus alto PIB per cápita. Entre sus principales socios comerciales, a quienes exporta sus productos y su comercio, no aparece Cuba. ¿Por qué será?


Publicado en:https://www.cubanet.org/destacados/el-fracaso-que-fidel-se-llevo-la-tumba/

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