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Un violador en Alamar, la película


Irina Echarry

HAVANA TIMES ? Alamar está revuelto, las noticias de un violador recorren las calles del reparto, interrumpen cualquier conversación, opaca la subida de los precios del agro y animan las colas. Las versiones son muchas y diversas; a veces se confunden fechas, el número de víctimas varía, pero la realidad es que la gente anda estresada con el asunto.

Cuentan que violó a una embarazada, que merodea descaradamente las zonas donde ya ha cometido sus fechorías; unos dicen que no golpea a las mujeres que agrede; otros, que da puñaladas. Lo han visto, con la gorra bien encajada en la cabeza, comiendo pizzas o sentado en un p3.

Una de las historias es que por la Siberia (una zona de Alamar) la gente salió con palos, cabillas y armas blancas a lincharlo, pero la policía intervino y lo vistió con uniforme para poder sacarlo ileso entre la muchedumbre.

Otra de las versiones, la que más angustia, es que aún anda suelto. Lo más comentado ahora es que descubrieron su escondite en Micro X, por la costa; en el sitio hay una cama rústica y otros objetos, pero el tipo no estaba ahí.

Hay quienes creen que sigue en Alamar, otros que se ha ido a Cojímar. Una supuesta foto del malhechor ha comenzado a circular por algunos teléfonos celulares, se dice que es de cuando pertenecía a ?tropas especiales?; por eso el tipo sabe artes marciales y ha podido huir de las autoridades varias veces y salvar el pellejo. Se esconde en patios cercados porque tiene la habilidad de saltar cercas, etc. La leyenda crece con prontitud.

Aunque la gente está molesta con el hombre, muchos comentarios ponen el foco sobre las posibles víctimas: no te vistas así, no vengas de noche o no andes sola que por ahí anda un violador, son frases que acompañan el ajetreo diario?

En el mes de septiembre ya en Alamar se hablaba de dos prófugos de la justicia que habían venido a recalar aquí. No fue una noticia oficial, fue radio bemba quien lo dio a conocer.

Hace poco supe de la captura de una banda especializada en robos con fuerza que operaba en el reparto; la mayoría de sus integrantes vivía cerca de mi casa y frecuentaba mi cuadra. De eso tampoco me enteré por los medios oficiales, ni por alguna autoridad de la zona, sino por comentarios de los vecinos.

Después del huracán Irma, las calles han quedado sin luz; la oscuridad, ya sabemos, puede ser cómplice para ese tipo de personas.

La falta de información veraz sobre los asuntos que competen a nuestra ciudadanía, que involucran nuestra seguridad, además de incentivar el temor, genera molestia en la población. La gente necesita saber si todavía puede encontrar al violador en alguna esquina, si cualquiera de nuestras hijas o amigas -o una misma- puede sufrir por su causa.

Las autoridades locales deben decir lo que sucede: ¿está suelto o no?  Es un error seguir ignorando al pueblo que, en este caso, es el afectado directo. Si está en la calle deben decir si ya lo han identificado o al menos informar en qué pasos anda.

Si existe una foto deben ponerla a la vista de todos, al estilo de los anuncios de Se Busca. Eso traería alivio a las personas, pues es evidencia de que la justicia procederá, y evitaría que los ciudadanos molestos y enardecidos ante un hecho semejante, tomen la justicia por sus manos.



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