Esta es una familia que está pasando mucha necesidad, y deciden paliar en algo la situación económica vendiendo un guanajo que tienen en el corral, a los efectos, la abuelita de la casa llama al nieto, un muchachito bastante travieso, y le dice que tome al guanajo y salga a ofrecerlo por las casas vecinas. Afectivamente así hace el niño, va de casa en casa con su grito. “¡vendo guanajo! ¡compre barato el guanajo!”. Así llega a una casa que tiene la puerta abierta, entra llamando a la dueña de la casa, ofreciendo su guanajo, pero la señora se encontraba muy distraída en plena faena con su amante. Justo en el momento en que el niño los ve, entra a la casa el marido, se arma un barullo y van a dar a un armario el amante, el niño y el guanajo, claro está.
Oscuridad total dentro del armario, apenas se escuchan las respiraciones de los ocupantes y fuera la voz del marido y la mujer, en eso el niño tiene una idea brillante y en susurros le dice al amante de la señora de la casa:
-Señor, señor, le vendo este guanajo.
-¡Pero habráse visto! ¡que guanajo ni que guanajo! ¿a ti te parece que yo estoy para comprar guanajo ahora? -dice el amante también en susurro.
-Pues… si no me compra el guanajo, yo grito -amenaza el niño revelando su pillería.
-¡Coño! Está bien ¿cuanto quieres por el guanajo?
-10 pesos.
-¡Diez pesos! Pero si un guanajo no cuesta más de 5 pesos…
-Si no me lo compra… ¡grito!
-¡No, no! Está bien, toma los 5 pesos y dame el guanajo.
Pasa un rato, ya el hombre tiene el guanajo bajo el brazo y vuelve el niño a susurrar:
-Señor, señor, le compro el guanajo.
-¿Como que me compras el guanajo si me lo acabas de vender?
-¡Grito!
-¡No, coño! Te vendo el guanajo, dame los 10 pesos.
-No, 10 pesos es muy caro, se lo compro en 5.
-¡Pero…!
-¡Grito!
-¡No, no!, toma el guanajo y dame los 5 pesos.
Así pasa un buen rato, el niño extorsionando al hombre, le compro el guanajo, le vendo el guanajo, le compro el guanajo, le vendo el guanajo… Hasta que al fin, el marido de la señora se va, se abre el armario y el niño sale corriendo con el guanajo y 50 pesos en el bolsillo.
Llega el niño a su casa, le da a la abuela los 50 pesos, el guanajo y le cuenta lo sucedido muerto de la risa, a lo que la abuela monta en cólera, le regaña y le manda a confesarse.
Entra el niño a la iglesia, se acerca al confesionario y comienza:
-¡Ave María Purísima!
-Sin pecado concebida.
-Padre, mire, yo tengo un guanajo…
-¡COÑO! ¿VAS A SEGUIR JODIENDO CON EL GUANAJO?
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