La muerte del ciudadano Roberto Jiménez del Sol, a consecuencia de una presunta golpiza propinada por elementos policiales mientras permanecía encarcelado en una unidad militar, ha provocado en la sociedad civil una oleada de indignación a través de las redes sociales ante un evidente caso de muerte bajo custodia policial.
Según las denuncias de sus familiares, la muerte de Jiménez del Sol ocurrió en una unidad militar de prevención donde llevaba más de un mes confinado e incomunicado bajo una investigación de delitos económicos.
Gerente de una tienda Adidas perteneciente a la corporación militar CIMEX, ubicada en la céntrica calle Medio en la ciudad de Matanzas, Jiménez del Sol «fue tratado como un asesino en serie y maltratado», denunció su primo Dunieski Gutiérrez.
«Llevaba casi un mes incomunicado. No se le entregaron sus medicamentos para el asma ni un abrigo pues dicen que esa cárcel es muy fría. Mi primo era una persona intachable; a esas personas [al régimen] no les interesó todo su currículum, lo mataron a golpes y dicen que se cayó en el baño»; declaró Gutiérrez en referencia a que Jiménez del Sol era miembro del Partido Comunista.
Las imágenes del cadáver, difundidas por sus familiares, muestran claramente heridas en la cabeza que son inconsistentes con una caída.
«No se va a quedar así porque es una familia dolida a la que se le entregó a su hijo muerto y no es justo. A veces uno ignora los problemas del país de uno y eso es lo peor, porque al ser ignorantes esto es lo que pasa»; puntualizó Gutiérrez.
Esta muerte engrosa un listado de casos de fallecimiento en cárceles cubanas, durante los últimos meses de este año, los cuales se sospechan no hayan sido «suicidios» como fueron expedientados por las autoridades carcelarias.
Un reporte del proyecto Archivo Cuba -que promueve los derechos humanos con investigaciones e información- registró al menos seis presuntos suicidios en el interior de tres cárceles cubanas, considerando que esta podría ser un estimado mínimo de los casos reales «ya que los informes de las cárceles son extremadamente difíciles de obtener».
Archivo Cuba coincidió con observadores, familiares y allegados de casos de maltrato, golpizas y muertes en cárceles y unidades policiales, en la sospecha de que ocurren «muchas muertes no reportadas de personas bajo custodia en Cuba» y que informar sobre estas puede conllevar severas represalias.
«Los reclusos que informaron sobre la muerte de sus compañeros en prisión fueron severamente castigados con 21 días en celdas de aislamiento, visitas familiares restringidas, la supresión de ciertos ''derechos'' establecidos por la Dirección Nacional de prisiones y la prohibición de hacer llamadas telefónicas»; informó Archivo Cuba, proyecto que dirige la cubanoamericana María Werlau.
«A menudo se sospecha que los presos que “aparecen muertos” en sus celdas fueron asesinados por los guardias de la prisión y sus familiares no reciben el certificado de defunción»; concordó el informe de Archivo Cuba con una práctica que ha sido denunciada en los últimos años en los relatos de familiares de las víctimas.
Las huelgas de hambre protagonizadas por presos políticos o de conciencia, también se catalogan como muertes bajo custodia, como el último caso denunciado tras la muerte de Yosvany Arostegui Armenteros, quien falleció el pasado 7 de agosto, en una prisión de Camagüey, después de cuarenta días en huelga de hambre.
Como activista de los derechos humanos, «siempre estaba enfrentándose con la policía política. En Camagüey él era una piedra en el zapato de la policía política por sus acciones»; declaró su hermano Raidel Arostegui Armenteros.
Por su parte, el senador estadounidense Marco Rubio remarcó que con este caso «una vez más se reitera que no se puede confiar en el régimen. Raúl Castro había afirmado que liberaría a 47 presos políticos, incluyendo a Yosvany, y nunca lo cumplió».
El opositor Arostegui Armenteros fue uno de los 47 presos políticos incluidos en el listado que preparó la Fundación Nacional Cubanoamericana (FNCA) en respuesta a Raúl Castro en 2016 cuando afirmó, en una conferencia de prensa junto al ex presidente Barack Obama, que si le entregaban un listado con los prisioneros políticos del país los liberaría.
Centro para una Cuba Libre señaló que, al igual que en el caso de Orlando Zapata Tamayo -fallecido por iguales causas en febrero de 2010- al opositor Arostegui Armenteros «lo trasladaron a la prisión Kilo 8 desde otra prisión y luego a la Sala de Penados del Hospital Amalia Simoni de Camagüey, donde finalmente falleció.
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