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Andar desnudo en las playas de la Florida

Andar desnudo en las playas de la Florida


Luis Rondón Paz

HAVANA TIMES ? Continúo con las crónicas de mi reciente viaje en Estados Unidos.

Luis, ¿has ido alguna vez a una playa nudista?

?No,

?¿En Cuba no hay playas nudistas??,

?Sí, pero son restringidas, muy pocos pueden gozar de ese privilegio en la Isla?.

¿Y eso por qué?, preguntó mi anfitrión nuevamente. Entonces le mostré la frotación de mi índice y el dedo pulgar de mi mano de forma vertical.

?Oh, ya veo?. ?Pues antes de irnos a Orlando te llevaremos a una playa nudista Gay, y sabes qué será lo mejor? ¡No tenemos que pagar un centavo, es gratis!?

La mañana siguiente así lo hicimos. En el camino a nuestro destino en mi mente florecían sentimientos de temor e inseguridad, sería mi primera vez en un lugar donde todo el mundo estaría desnudo al aire libre. ?Sin duda siento una sensación algo intimidante?, pensé.

¿?Y si tengo una erección, me detendrá la policía??

?Siempre que no te toques los genitales todo estará bien, es una reacción normal que sientas excitación y otras sensaciones cuando te ves delante de tanta gente desnuda. No te preocupes, solo relájate y disfruta.  Seguro de que no te pasará nada, te vas a divertir?, sus palabras me tranquilizaron un poco.


Finalmente llegamos al lugar. Cuando traspasé la zona que marca donde se permite andar desnudo sentí una sensación muy extraña, minutos después de liberar mi cuerpo de todo vestuario. Experimenté una rara sensación de libertad personal que llenó poco a poco de calor mi cuerpo, era como si todos mis prejuicios se hubieran quedado al otro lado de las dunas.

Nadie me miraba, todas las personas estaban entretenidas escuchando música, tomando el sol, o en cualquier otro tipo de actividad dentro del agua. En otras palabras, mi presencia no existía.

Fue liberador caminar desnudo por la arena sin temor a sentirme acosado o con temor a ser objeto de risa por mi físico. Es cierto, son creencias irracionales que viven en la mente de los seres humanos, sobre todo de quienes viven en Cuba, un país que se guía por un régimen conservador que protege ?las buenas costumbres y moral socialista?.

¡Qué interesante sería Cuba si tuviera acceso a un entorno como este!, le dije a una pareja de cubanos que conocí en la playa, a lo que él me respondió que: ?Mientras el circo del país donde vives mantenga en su plantilla a todos esos viejos homofobos acompañados de su pandilla de herederos aduladores del Gobierno, en Cuba nunca habrá acceso a sitios como este, al menos no durante los próximos veinte años.

?Creo que tienes razón?, le dije con tristeza, ?soy privilegiado de poder acceder a lo que cuesta mucho dinero donde vivo?. ?Pero bueno, puedes tener la seguridad de que dejaré testimonio escrito de esta experiencia?, concluí.

Cuando salí del norte de las playas en la Florida y me trasladaba en dirección a Orlando, reflexioné sobre mi identidad como individuo: fue revelador descubrir mi gusto por el nudismo, fue la realización de un sueño de la adolescencia; andar desnudo, en el aire, libre, sin ropas. Y para ser honesto, nunca pensé que caminaría una de las playas gays más famosas en la Florida tal y como fui traído a este mundo.

Para muchas personas puede ser esto un enfrentamiento a lo políticamente correcto para la moral y el comportamiento de la sociedad cubana. En lo particular no me parece un enfrentamiento, es una arista de la humanidad que merece existir. Y considero personalmente, como hombre no heterosexual, vivir esa experiencia tan peculiar en el norte de la Florida, constituyó un proceso de aprendizaje que me ayudó a aceptar una característica de mi persona que no conocía.

Comprendí que ejercer mi libertad en el espacio público no solo tiene que ver con la palabra, también se trata de la necesidad del cuerpo para liberarse de todas las barreras materiales, y con humildad establecer contacto con la naturaleza como se viene al mundo. Tributando a un mejor entendimiento de la riqueza y diversidad que tiene este planeta donde vivimos los seres humanos. Y el derecho que tenemos de ser y ejercer nuestras libertades.

Mi viaje continúa, más aventuras y nuevas experiencias esperan por mí.


Publicado en:http://www.havanatimes.org/sp/?p=125936

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