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Se acabó como la fiesta del Guatao

Se acabó como la fiesta del Guatao

Cuando el cubano quiere expresar el fin "violento" de cualquier acontecimiento, utiliza una frase que tuvo su antecedente en una riña desarrollada en el pequeño pueblo El Guatao, fundado en 1870 y enclavado en los límites de Punta Brava, La Habana.

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Son muy pocos los que conocen este lugar y casi nadie sabe el origen verdadero de la sangrienta trifulca ocurrida allí en las postrimerías del siglo XIX. Pero… ¿qué fue lo que ocurrió en la fiesta del Guatao? En la casa de Ma Kindimba, ex esclava organizadora de una agitada fiesta, se daba los sábados y domingos un tipo de bailable llamado Tambor Yuca, al cual eran adictos antiguos esclavos que laboraban en los ingenios Taoro, Maurín, San Joaquín y San Antonio de Macasta.
En aquellas fiestas corría el aguardiente de caña como si fuera un torrente, y se improvisaban controversias y baladas entre los mejores cantantes de los citados ingenios. En una de esas fiestas un cantante del ingenio Maurín comenzó a improvisar a golpe de tambores y cencerros e hizo alusión a los trabajadores del ingenio Taoro, quienes rápidamente emitieron su respuesta mediante su cantante.

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La controversia, el alcohol y lo ánimos caldeados entre los asistentes divididos en distintos bandos, según el batey o ingenio al que pertenecían, lejos de terminar en versos culminó en una riña tumultuaria donde hubo 40 taburetes rotos, 70 cabezas y un buen número de brazos y piernas partidos, así como otras lesiones producidas por instrumentos perforo-cortantes.
Así comenzó la pelea y terminó la fiesta que finalizó en dicho popular, recorriendo pueblo tras pueblo, generación tras generación, hasta llegar a nuestros días.
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